Una cita con Marina (a los ojos de él)
Cuando inicié este blog tenía clara una cosa: no contar ningún detalle de ningún cliente, y hasta la fecha así había sido. Pero la semana pasada tuve una cita muy especial y por lo que veo no sólo lo ha sido para mi, puesto que él me ha remitido un precioso relato de lo que fue nuestro encuentro.
Procedo a copiaroslo sin modificar ni un punto ni una coma, prometiéndoos que tan pronto como tenga ocasión, relataré las sensaciones a los ojos de Marina.
"Todo empezó un martes por la tarde, agobiado del trabajo, paré 10 minutos a buscar una información en Internet, cuando por casualidad, topé con la referencia de la página de Marina, y es que posiblemente, Google, sepa más del destino que muchos de nosotros.
Pasé 5 minutos ojeándola pues me llamó mucho la curiosidad, sobre todo la transparencia de comocontaba las cosas, de forma natural, sin tabúes, sin miedo, como si todo lo que estaba contando estuviera perfectamente aceptado por la sociedad ... Finalmente, me decidí a escribirle, sin esperanza de recibir ninguna contestación, ya que en mi interior, y por desconocimiento de este mundo, pensé que sería uno de los cientos de mails que debería recibir de personas, que simplemente quieren jugar a practicar sexo por Internet.
Mi mail fue conciso, le comentaba una fantasía que se podría resumir, "Necesito compañía, alguien que me escuche, me comprenda y me de cariño pues paso mucho tiempo solo por trabajo, separado de mi familia", y como no al final, le preguntaba si ella estaría dispuesta a salir conmigo una noche. (Que pregunta más absurda ¿no? ¿Si no lo estuviera, para que pondría una página de este estilo?)
En cualquier caso, creo que algo que tiene que ir por encima de todo es respetar la voluntad de la otra persona y hacerlo con educación, por lo que creí conveniente preguntárselo ya que pienso que ella también tenía derecho a decidir.
Continué con mi trabajo, después de la pequeña pausa, olvidando por completo tanto la página como el mail y cual fue mi sorpresa, que cuando llegué a casa ya tarde casi de noche, había recibido la respuesta de Marina, aceptando mi fantasía y comentándome que la llamara para concretar los detalles y confirmar la fecha de la cita.
Es lo que hice, marqué su número de teléfono, sin saber al peligro al que me exponía. ¿Peligro? Si, puesto que nada más descolgar, comienzas a escuchar su dulce voz, una voz que engancha, tranquilizadora, que te seduce y dos minutos después, sin haber hablado de nada especial, tu voluntad sin saberlo ha comenzado a rendirse ante sus efectos.
La verdad es que Marina lo hace todo muy muy fácil, y en 5 minutos no sólo me había comentado lo que íbamos hacer sino me había propuesto una carta de opciones de sitios para quedar muy amplia. Quedó conmigo en detallármelo todo por mail y "voilà" cual fue mi sorpresa cuando de nuevo al día siguiente ahí estaba, un nuevo correo por su parte con todas las opciones disponibles, al mismo tiempo que me volvía a inyectar otra dosis de seducción por su parte a través de la forma que escribe y de como plantea las cosas.
Durante los dos días siguientes, intercambiamos varios mails, la mayoría relativas a mis dudas por ignorancia de como podría ser el encuentro, y como siempre Marina, puntual, los contestó al tiempo que aprovechaba para seguir sembrando en mi ese anhelo de que llegara el momento.
Y el momento llegó, habíamos quedado a cenar, ella apareció espléndida delante de la puerta del restaurante, y yo muy nervioso, la saludé discretamente y entramos. La verdad es que todo sucedió de forma muy natural, como si dos amigos hubieran quedado después de mucho tiempo sin verse.
Ella fue dirigiendo la situación de forma muy discreta, y de tanto en tanto, sondeaba como me encontraba, para cerciorase de que poco a poco iba derribando cada una de mis defensas... hasta el punto de estar totalmente entregado a su voluntad.
Al salir del restaurante, y antes de llegar a la habitación que teníamos reservada, me propuso detenernos a tomar una copa a lo que no me pude resistir, puesto que ya estaba prácticamente sometido a su voluntad. Su dulce voz resonaba cada vez más fuerte en mi interior, y su mirada me tenía totalmente cautivado, rompiendo cualquier tipo de resistencia que todavía quedara.
Nos pedimos un gin-tonic cada uno, y nos sentamos en un lugar apartado donde teníamos algo más de intimidad... Después de acomodarnos al nuevo ambiente, Marina empezó a utilizar un arma nueva, que hasta ahora no había empleado por discreción, la provocación. Con sus labios, con sus piernas, con sus manos rozándome sin que me diera cuenta, consiguió excitarme completamente, hasta el punto de no saber donde mirar, donde esconderme ... y ella entre comentario y comentario me decía ... "¿Qué te pasa?¿Por qué no me miras?¿No te gusta lo que ves?¿Algún problema?" Yo ya no podía más y en ese momento ella comentó, "Vamos, llegamos tarde y ahora ya te encuentras preparado para dar el último paso". Y yo, como un borreguito al que lo van a llevar al matadero,me levanté, siguiéndola hasta la habitación que había reservado.
Una vez en la habitación, tras resolver rápidamente todo lo relacionado a la parte más fría del encuentro, ella comenzó a prepararme para someterme finalmente. Con un par de caricias, me desnudó rápidamente, y sin darme cuenta, me llevó a la ducha. Mientras me duchaba (higiene ante todo), ella preparó el Jacuzzi, al tiempo en que se quedó en ropa interior. Menuda sorpresa al salir ... mi miembro ya no podía más y ella lo sabía, por lo que empezó a masajearlo muy lentamente, acariciándolo con sus manos y sus pechos de forma natural, al tiempo que me seguía hipnotizando con sus susurros en la oreja, ordenándome que la contemplara, y que sintiera el tacto de sus medias sobre mis manos.
Acto seguido, me invitó a introducirme en la bañera, ya llena de espuma, y entonces pasó lo que nunca me hubiera esperado nunca... suavemente, me volvió a masajear mi pene, al tiempo que con su otra mano me cerraba los ojos, mientras me susurraba que dejara mi mente totalmente blanco... y me dio el primer beso en los labios ... simplemente apasionante, primero uno pequeñito como siempre, para quitar el miedo y tantearme y posteriormente, poco a poco, fue aumentando de intensidad, sintiendo su labio contra mi labio, su lengua contra la mía.... hasta que me dejó exhausto ...
A continuación, ya a mi lado, comenzó a excitarme mucho, muchísimo, pero nunca dejándome que me terminara de correr... el placer era inmenso, y cada vez que veía que lo intentaba, dejaba de rozarme y me daba uno de esos dulces besos haciéndome entrar en un éxtasis, difícilmente replicable....
Al cabo de un tiempo en esta situación, ella me comentó que le diera placer, insinuándome que lemetiera mis deditos por su vagina... y así lo hice, empezando por uno, luego dos y hasta tres de ellos, contemplando como se deleitaba de gusto, al tiempo que notaba como un liquido caliente manaba de su cuerpo deslizándose por mis manos ... así lo hicimos unas tres veces, momento en el que Marina decidió que ahora sería mi turno.
Cogido de la mano, me acompañó a la cama, de forma muy natural, donde se acurrucó a mi lado, comenzándome a dar muchos mimos y caricias... suave, como un lento masaje, mientras la contemplaba a través de los espejos que nos rodeaban. En ese momento, dijo "ahora,ya ha llegado tu turno" y delicadamente hizo que una explosión de semen saliera de mi pene erecto hasta el punto que tuve que suplicarle que parara...
Justo en ese momento, sonó el teléfono de la habitación para indicar que ya había pasado el tiempo ... tiempo que si bien había sido más de una hora y cuarto, parecía como si sólo hubieran pasado diez minutos. Pensativo, me quedé mirando la cara de Marina... con el deseo de que con su mirada me pidiera quedarnos un ratito más, pero por desgracia, quizás eso no ocurrió, así que nos vestimos y nos preparamos para salir.
Yo le acompañé a la parada de taxis, donde nos despedimos pidiéndole por favor que se volviera a poner en contacto conmigo, pues la experiencia había sido fenomenal, y deseaba repetirla de nuevo, quizás en otro sitio, en otro lugar ... pero con ella...
Ahora, ya cuatro días después, aun la estoy recordando y no dejo de mirar mi mail y mi teléfono esperando noticias de Marina ... "la princesa prometida"."