Un, deux, trois...

26.09.2013

Me hace gracia como mi perversa cabecita va pidiendo determinadas sensaciones conforme transcurre el tiempo. Prácticas que hace X meses o Z años ni se me pasaban por la mente, por autocensura, reparo, o falta de imaginación, un buen día se me antojan de lo más apetitoso, hasta que esa misma cabecita acaba pidiéndolo a gritos y en ocasiones mi anatomía y mi mente no se coordinan, lo deseo muchísimo pero el cuerpo pone barreras. Ahora bien, yo soy persistente... llegará, todo llegará.

No es ese el tema que quiero discutir. Lo que me pide mi cabeza desde hace muchos, muchísimos años, es que cuente hasta tres. Une deux trois. Eins zwei drei. One two three. O del revés. Trois deux une... MHM o HMH, qué más da. Tan tan distinto pero igual de delicioso, sensitivo, placentero. Compartir, ser compartida o entregarte por duplicado. Disfrutar igualmente, por tres, entre tres, los tres. Lamentablemente, y a pesar de llevar otros tres lustros fantaseándolo, no se ha dado la situación hasta la fecha porque tuve pareja estable durante un tercio de mi vida y él no estaba por la labor. Pero ahora... ¡¡¡Ahora viene Paco con las rebajas y me trae un 2 x 1!!! Vamos, que en el intervalo de 3 días me han llegado dos propuestas para cada una de las dos vertientes y me apetecen las dos por igual. 

Le he puesto voz, cara y cuerpo a cada uno de los otros 3 actores y nose me ocurren mejores candidatos. No querría otros. Me atraen sexualmente, sus cuerpos, su morbo y lo que he visto de sus mentes.

No parto de cero totalmente. El primer día que estuve con una mujer, hice un curso de inmersión. Fue gradual, una detrás de otra: en aproximadamente 20 minutos no quedaba parte de su cuerpo que no hubiera tocado, acariciado, besado o lamido.

Me sorprendió que me gustara tanto , sentirme tan cómoda, excitarme brutalmente por un largo beso con dos pares de labios pequeños y dos lenguas sensuales hasta el infinito. Estirar la mano y acariciar otro pecho, tan distinto al mío. Cabía en la palma de mi mano, regresé brevemente a mi adolescencia y a cuando los míos tenían ese tamaño. Acariciar otro pezón, ver su reacción, besándola intermitentemente. Oírnos gemir las dos. Pero sin duda alguna... fue hundirme entre sus muslos lo que más me gustó. No tenía ni idea de qué me esperaba, si me daría reparo, si lo haría bien, si sería capaz de procurarle sensaciones como lo hacen ellos conmigo...

Pero lo hice. Me sentí pasando la lengua por una tarrina de helado de yogur. No quería que se acabara, procuraba hacerlo despacio para no lamer demasiado en cada pasada y evitar que se agotara la fuente de mi deleite. Y efectivamente, le lamí tal y como me gusta que me lo hagan a mí: recorriendo con mi lengua todo lo recorrible, degustando mi helado de delante a detrás, por el labio derecho, por el labio izquierdo, lento y suave para volver inmediatamente después buscando más gotas de helado.

Fue delicioso...

Mis fantasías para un trío MHM son un continuo juego de complicidad entre nosotras. Somos dos gatas ronrroneantes y traviesas que nos hablamos con la mirada: "Tú lame por la derecha, yo haré lo propio por la izquierda". "Ahora peleemos por quién consigue que bombee más sangre: su lengua o su entrepierna" . Me visualizo en uno de los costados de él, ella en el otro, acariciando y frotando nuestro cuerpo desnudo contra el suyo. ¿A qué sabe tener un pubis a tu derecha y otro a tu izquierda? ¿Que sientes cuando se mueven cadenciosamente dejándote la piel húmeda?. ¿Dos melenas sobre tu hombro? ¿Dos manos acariciando tu torso que se juntan en tu vientre? ¿En que sensación te centras mientras notas unas uñas largas acariciando tus testículos a la vez que otra mano de mujer ase toda tu virilidad?

Pero no sólo quiero darle placer a él. Si, de acuerdo, él es el rey. Queremos agasajarle con el abanico de sensaciones duplicadas. Pero también queremos disfrutarnos nosotras, y ahí nos hacemos tres, nos mezclamos en combinaciones de dos y en combinaciones de tres en todas las posturas que existan. No quiero ser explicita, imaginadlo todo, porque yo lo he hecho.

Y terminar... acabando él con un beso explosivo de su miembro en mi boca, para besarnos nosotras a continuación.

Ser tres que se funden en uno...

Dulces sueños.

Marina.


Blog de Marina Costa. Escort en Madrid