Tempus fugit
Sabemos de sobra que todos los días mueren miles de personas en nuestro país. Enfermedades, actos voluntarios e involuntarios... Siempre los vemos tan lejanos, les pasa a otros. Hasta que un día , ese "otros" somos nosotros.
Hoy ni eso, pero solo tomar consciencia de que el padre de alguien cercano ha fallecido de manera fortuita, indebidamente por culpa de la negligencia de otra persona, actúa como un chasquido a la altura de los ojos que te sirve para reaccionar. "Eh! Espabila! No vas a estar aquí para siempre!"
Y puede que también a mí me ocurra así. Que un día, sin más, me vaya sin despedirme de nadie. Sin haberlo esperado ni yo misma. Sin tiempo para arrepentimientos ni agradecimientos. El momento de la reflexión es el actual, cuando debo pensar si, en caso de tener 5 minutos finales de vida para recapitular, pensaría en qué habría cambiado. Es mi responsabilidad hacer todo lo que esté en mi mano por tener la vida que deseo, y no la que me vino dada.
Seguiremos pensando...
Marina.