Selfies en la oficina
Yo creo que ya os he contado alguna vez lo bien que me lo paso en la oficina. Le tengo echado el ojo a un directivo desde hace un par de años, y tan solo estoy esperando el momento perfecto en alguna convención / seminario / celebración fuera de la oficina, para hacerle toda una declaración de intenciones perniciosa, libidinosa y lujuriosa que no se atreva a rechazar. No me cabe duda de que ya está al tanto de mis movimientos, y cómo, de manera irregular, le busco, me paseo, me exhibo y le provoco. Aquello que de jóvenes llamábamos "meter fichas"... Esta mañana, sin ir más lejos, nos hemos encontrado en la fotocopiadora, le he saludado con la mejor de mis sonrisas y un vestido escandalosamente ajustado en el pecho, debajo del cual llevaba un sujetador que a pesar de ser precioso no me recoge bien y contribuye aun más a su bamboleo a cada paso. Me ha pedido que viéramos unos asuntos en su despacho y encantada le he acompañado, caminando a su lado para que sintiera de reojo mis curvas a su paso...
Y claro está, estos encuentros en la oficina, hacen que yo me guste, que me guste provocar, que quiera jugar... Así que acabo metida en el baño haciéndome esos estupendos selfies que luego os comparto en Twitter. Van llegando mensajes, corazones de "me gusta", algún correo... y me gusto más, me siento más follable, me paseo más, me contoneo más, juego más...
So... everybody wins. Seguiremos con los selfies.
M.