Proffesional outfit

06.12.2016

Apenas llevo unos días en mi nuevo trabajo y a pesar de que el horario es prolongado, las calls y videoconferencias rara vez terminan antes de las 20 (¡incluso en viernes!), ya me las he ingeniado para tener barra libre de fantasías...

El camino de casa la oficina me va poniendo en ambiente, a base de cruzarme con hombres trajeados de los 30 a los 65 (por desgracia, pocos jovencitos por debajo de 30 suelen ir a trabajar en esta zona excepto algún becario infiltrado...) y hembras divinas en sus vestidos y faldas tipo lápiz que levitan en tacones imposibles. Todos tan bien puestos, tan perfectos, tan estudiados y aparentemente comedidos. Resulta que ahora yo soy una de ell@s, tan bien puesta, tan estudiada , con el maquillaje y el peinado en consonancia con el resto de mi atuendo, tan aparentemente comedida y que tan poco engaña como ninguna de las 200 personas anteriores que me acabo de cruzar. No engañamos porque aunque en realidad esos atuendos pretendan vender una imagen de nosotros tan profesional que anula en cierto modo la personalidad que se suele expresar a través de la ropa, en muchos casos, el mío uno de ellos, es imposible no dejar la impronta de lo que somos, sentimos, queremos y necesitamos. No acudiré a la oficina con un escote vertiginoso porque resultaría a todas vistas fuera de lugar y no necesito recurrir a esas prendas para dejar mi marca personal. Prefiero usar blusas ligeras como la que llevaba ayer (puedes verla aquí) que se pegan a mi y se bambolean a cada paso, lanzando un mensaje de "So sorry... no lo puedo evitar, me ponga lo que me ponga, se me escapan las curvas..." :).

Así que, dado que casi ninguno engaña, yo llego por las mañanas a la oficina y me cruzo con mis caballeros trajeados, poderosos, taaaan profesionales, taaaan experimentados, taaaan viajados, con taaaaanta responsabilidad, taaan vividos, tan tan serios, y conforme transcurren las horas, les ves quitarse la chaqueta, aparecen las arrugas en pantalón y camisa de pasar ya 10 horas sentado, con marcas de cansancio y perdiendo la rigidez para dejar a la vista su faceta más humana. También con el transcurso de las horas les ves bajar la guardia y pillas más miradas de soslayo cuando pasas por delante de sus despachos, con mi blusa pegada y la falda un poco más subida de lo debido tras otras tantas horas sentada.

El camino al baño en mi oficina es todo un espectáculo. Se trata de un pasillo estrecho, con unos 10 despachos a la derecha y otros tantos a la izquierda separados por mamparas de cristal. Las mamparas tienen una parte biselada para que no sean transparentes totalmente y puedan salvaguardar cierta confidencialidad, pero en mi caso, ya que soy bajita, le dan un valor añadido: al mirar yo al interior del despacho y ser mirada por quien esté dentro, coincide con que las franjas biseladas tapan toda la cara de ojos hacia abajo. Una tras uno, despacho a despacho, te vas cruzando con los ojos de esos hombres acoplados en sus escritorios, miradas en las que te piden que les saques de su letargo, y mi bamboleante blusa, mi faldita de vuelo y servidora pensamos "Sólo tienes que elegir. Entra donde tú quieras, vas a ser bien recibida igualmente". Nuestros formales outfits a esta hora del día no sirven nada más que para que nos los arranquemos el uno al otro, ya no engañan a nadie, y nos morimos de ganas de despejar la mesa de una manotazo junto con la responsabilidad y la profesionalidad de las 8am.

Lo veo en sus miradas...

Lo vi en la mirada de un compañero cuando ayer, ya a punto de marcharme a casa, entré a su despacho para comentar algo que le había mandado por mail, y estando él sentado y yo de pie, me acerqué y agaché un poco para manejar su ordenador. Pude sentir como se embobaba con la proximidad de mis tetas, intentando averiguar su verdadero tamaño. Noté también su reacción al identificar un sujetador de encaje bajo la blusa, sin relleno, sólo yo, sólo lo mío... Y me pareció oír un brevísimo suspiro al cruzar los ojos con mi pezón duro tras el sujetador blandito y la blusa pegada. No sólo le sentí a él, también me sentí a mi misma y en la incipiente tensión sexual de ese minuto y medio, porque quiera o no, mi cuerpo reacciona al tener a un hombre a escasos 20 cm. Habría necesitado tan poco para pasar mi mano por su nuca y atraerle hasta mi para hundir su cara en mis tetas...

Es pronto, aún es muy pronto, y objetivamente no es nada bueno follarse a nadie del trabajo. Pero por el momento la situación me tiene muy caliente y la disfruto. Seguro que la voy a disfrutar aún más cuando me escape algún día en el rato de la comida para tener una cita con un cliente y vuelva a la oficina con olor a recién follada...

Marina

P.D: Aprovecho para contaros que me resulta total y absolutamente imposible coger el tlf entre las 9 y las 19 - excepto de 14 a 15.30, aproximadamente- . Para un primer contacto, lo mejor es el mail marinacostaescort@gmail.com y como segunda opción, whatsapp, siendo conciso en lo que quieras (No me dejes un "hola". Por favor, trata de ser más concreto, p. ej: "El jueves por la noche voy a estar en Madrid en el hotel X, tendrías disponibilidad?" . Gracias y :*

Blog de Marina Costa. Escort en Madrid