Pasando el tiempo
Hoy vengo a compartir mi añoranza por algo más de tiempo libre, y en cierta medida, por tiempos pasados.
Supongo que la cantidad de tiempo del que disponemos para nosotros mismos es inversamente proporcional a nuestra edad, hasta el día en que te jubilas y vuelves a tener todo el tiempo del mundo con un 10% de energías :P.
De estudiante disponíamos de un montón de horas al día para ir, venir, quedar con amigos o compañeros, estudiar o hacernos creer que intentábamos estudiar, perder el tiempo filosofando o fantaseando con imposibles... (Disculpad, "Por 13 razones" me tiene bastante flipada...).
Te incorporas al mundo laboral... y desaparecen un montón de horas de las que disponer (una cosa es hacer pellas en clase, y otra el absentismo laboral). Ups... Te independizas y descubres la terrible realidad de tener que hacértelo todo tu solo. Te emparejas y empiezas a compartir tu tiempo libre con otra persona, restándoselo al lentamente escaso propio.
Pero...¡aún puede ir a más!. Y esto es...¡con la llegada de la familia!. El tiempo libre se convierte en migajas entre carreras, lavadoras, supermercados, cumpleaños, compras, cines, juegos, deberes, parques, cocinar, llenar el lavavajillas, vaciar el lavavajillas. Y menos mal que a mi la familia me ha llegado ya crecidita, sin biberones, pañales ni noches de desvele. Pero aquí me tenéis hoy, en huelga de brazos sobre el teclado y pasando olímpicamente de planchar, vaciar lavavajillas ni cocinar por hoy, porque sí, porque me lo merezco. Buscándome un hueco para mí, como esos que os saco esporádicamente cuando me contactáis para una cita.
Mi trabajo actual es tremendamente absorbente. Lo estoy disfrutando mucho, es muy exigente pero voy recogiendo frutos y son grandes y sabrosos. Me compensa pasar 11 horas en la oficina, si bien el precio lo estoy pagando en reducir mis facetas a las absolutamente imprescindibles (profesional y familiar) dejando muy poquito hueco para mi vena golfa. (Para mí, la palabra "golfa" tiene una acepción tan maravillosa como "puta". Golfa define a una persona liberada, que lo vive de forma absolutamente natural y divertida. ¿Qué opinas tú?).
El problema viene en que, cuando entre el trillón de cosas por hacer, aparece un día más tranquilo, ¡qué digo un día, un par de horas!, vosotros no estáis disponibles para mi. No tengo un cartel que vaya cambiando según el momento:
Y tiro de lo que "tengo a mano", que dicho sea de paso, es mi pareja, el hombre de mi vida, a quien asalto desnuda por la casa cuando regresa sudado de dar una vuelta con la bici.
Le cojo de la mano y me lo traigo al salón. "Quiero que veamos una porno juntos. Ven..."
Seleccionamos unos cuantos videos de redtube , los miramos sin hablar, tan sólo nos acompañamos con caricias. Las manos en primer lugar, roces por el brazo a continuación, se escapa una de sus manos por el lateral de mis pechos desnudos, le acompaño perdiendo la mía tocando el arpa de su entrepierna. Suspiros y respiraciones que se entrecortan. Me quita la ropa interior y empieza a acariciarme. Hinchada, suave ,viscosa. No nos miramos, no quitamos la vista de los vídeos. Estoy tan excitada que en apenas un par de minutos me saca una corrida que me deja sin fuerza de cuello a tobillos, y a nuestro inmaculado sofá con un charco que a mi se me antoja trofeo.
Le cojo de la mano y me lo traigo al dormitorio. "Quiero que juguemos un poco con los juguetes. Ven..."
Y sacamos el arsenal del cajón. Carcajada él, Pavlov yo. Esto es un homenaje en toda regla, yo no quiero masajes ni cenas con velas, no quiero violines ni ramos de rosas. Quiero a un hombre dedicado en cuerpo y alma a mí, follándome con mi descomunal polla rosa de juguete, con mi maravillosa batidora vibradora, rozando su polla en mi culo y haciendo que me tiemblen las piernas hasta que, a una señal mía, retira el macroconsolador y se produce el géiser, salpicándole los brazos, torso, cara... Y yo salgo de mi cuerpo por un instante gracias a la brutalidad del orgasmo y contemplo desde arriba, pensando..."Qué golfa, Marina. Qué golfa..."
PD: Si quieres descubrirme en carne y hueso y quien sabe, quizás hasta con mis juguetes, mándame un correo electrónico. Es la mejor forma de dar conmigo!