La tentación vive arriba
Ahora que ya ha terminado el periodo estival puedo por fin contároslo: este verano, el que aquí suscribe, Antonio Fernández Castro, ha vivido más en carne propia que nunca eso de tener el dinero y el trabajo por castigo. A dos días de las vacaciones de agosto, con el apartamento en Menorca alquilado para tres semanas, Susana con las maletas hechas y el niño prácticamente con el cubo y la pala en la mano, a tan sólo 48 horas, insisto, ponen fecha de cierre de la mayor RFP* del año para el 26 de agosto. Hay que ser hijo de su madre, España paralizada por las vacaciones y nuestros amigos del gigante mundial patrio para infraestructuras nos obligan a quedarnos sin el bien merecido descanso. Nos jugamos mejorar resultados en un 70%, y la gloria y ovaciones por parte de los mandamases. No tuve más opción que mandar a Susana, Pablito y a mi suegra como improvisado reemplazo al apartamento de Cabo de Baños y comprarme otro vuelo para acompañarles tanto a la ida como el regreso.
El tiempo en Madrid estaba portándose, debo admitir. Hemos vivido otros mucho más calurosos en la capital. A pesar de las jornadas de 8 a 19 en la oficina, disfruté del silencio de la casa los primeros días, no tener que andar pendiente de los recados e instrucciones de Susana ("Cielo, mañana de la que vuelvas a casa podríais pasarte por la tintorería y recoger los nórdicos que dejé hace 10 días. Es que yo tengo que ir al pediatra con Pablito..."), ni regirme por los horarios de baño- cena niño- cuento-cena padres- serie-cama, y por fin, por fin , volver a conectar el portátil al televisor de 42" y disfrutar de porno casi a escala natural y en dolby surround. Por fin tres largas semanas para llevar mi ritmo, disfrutar mi espacio, y centrarme en los cuidados al único habitante de nuestro piso: yo mismo. Dicen que 21 días son los necesarios para dejar cualquier vicio, así que determiné aprovechar para volcar mis energías en dejar de fumar, aislado el periodo en que más alterable pudiera estar mi humor, y darle la sorpresa del año a Susana una vez regresara a nuestra casa, nuevo espacio libre de humos.
Esos primeros días puse música a un volumen al que, el respetable padre de familia que soy, se habría quejado de inmediato de haber sido el causante cualquier otro vecino, no vaya a ser que despierte al niño o a la madre, que casi es peor. Pero me daba igual, esas tres semanas de condena trabajando para sacar adelante a mi familia las dedicaría a dar un giro de 180º a mi persona para que, cuando volviera el huracán de Susana y Pablito, yo lograra mantener un mínimo de 30º sobre el eje familiar y respirar aire fresco siempre que quisiera. Estas "no vacaciones" iban a servirme para ganar terreno y recuperar parte de mi independencia.
Llevaba ya 3 o 4 días en mi disfrute de Rodríguez cuando nuestra discreta portera me cogió por banda al volver del trabajo y me puso al día de cuánto le gustaba la discografía de Queen que oía por mis ventanas, así como la inminente llegada de una nueva inquilina al edificio, justamente en el piso situado sobre el mío. "Es una mujer joven, unos 35 diría yo. La agencia me ha dicho que sólo iba a estar un mes, trabaja en publicidad o así, algo de un lanzamiento, pero no sé de qué, igual es una modelo de esas nuevas porque tiene una figura con muchas curvas, más que yo cuando era joven, que tenía unas curvas que ni la Loren, ya me enteraré yo, a saber lo que lanza esa... ".
"Curvas... Bueno Antonio, mujeres de 35 hay muchas. A ver que entiende esta por curvas. Hay más probabilidades de que no esté buena que de que sí lo esté. Aunque fantasear sale barato, lo mismo tiene razón la cotilla de la portera y es modelo, o ejecutiva de publicidad, que casi me pone más... " - me dije con los primeros acordes de Living on my own. "Pero imagínate que está buena. Que es agradable, divertida y marchosa. Más que marchosa, imagínate que es una de estas treintañeras liberadas que no se cortan un pelo. Y yo de Rodriguez, uhmmmm. Con la porquería de verano que me estoy pegando, no hago más que trabajar y trabajar y trabajar para pagar el apartamento de Menorca que no estoy disfrutando. Y seguramente, si es de las marchosas, tendrá también amigas tanto o más marchosas que ella. Ay Antonio, ¡que te vas a poner morado!."
Desde ese momento empecé a elucubrar la forma de coincidir con ella, siendo mi primer objetivo única y exclusivamente dilucidar si estaba buena o no. Si era follable o no. Tampoco es que yo tuviera el listón muy alto, pero andar fantaseando en balde sí que sería una tontería. La espera no se hizo larga y esa misma noche entró por la ventana del patio su respuesta a mi Radio GaGa: una voz dulce, suave y melodiosa se movía por la casa al son de Who´s that girl. Al atenuar mi música pude apreciar cómo el ruido de ciertas pisadas revelaba que hasta bailaba algunos acordes.
Comenzaron las primeras notas de True Blue mientras vi caer algunas gotas de agua por la ventana, supuse que estaría regando y creí que quizás lograse ver su reflejo en las ventanas del edificio de enfrente. Apagué mis luces y hasta algo nervioso me acerqué a las puertas entreabiertas de mi balcón escuchándola tararear :
True love
You're the one I'm dreaming of
Your heart fits me like a glove
And I'm gonna be true blue
baby I love you
Apoyado en el quicio de mi ventana pude apreciar la imagen que el improvisado espejo me ofrecía: una castaña de pelo ondulado a ras de hombro, rostro atractivo y finas manos de uñas largas y cuidadas mimaba los geranios de su terraza. Una hembra carnosa, voluptuosa de pecho, cadera, piernas y culo, de treintaytantos bien llevados, con un escaso camisoncito blanco de gasa sin ropa interior debajo, articulaba sus dedos con parsimonia entre las hojas, dejando que el agua le resbalara entre los dedos.
-"Vaya meneo le metía! Bufff que semanas me esperan...", pensé para mí.
El altavoz de mi salón, a pesar de estar a volumen mínimo, empezó a reproducir para mi deleite Let me entertain you en el preciso momento en el que mi maciza vecina se inclinaba hacia delante para llegar a los maceteros más alejados, y ofrecía la voluptuosidad de sus senos moviéndose al libre albedrío que dictaban el resto de sus gestos. Aún a pesar de la oscuridad y la distancia hasta el reflejo en el otro edificio, podía distinguir sus pezones, enmarcados por una gran aureola y apetitosos como tocinillos de cielo, esos que de niños comíamos sorbiendo directamente del plato.
Pezoncillos de cielo. Hurgaba en las macetas, movía la tierra de una a otra con una pequeña pala, supongo, puesto que yo sólo tenía sentidos para ver sus tetas bambolearse y limpiarse el sudor del canalillo con el antebrazo, mientras de fondo oía desde mi derecha:
I've come here to sell you my body
I can show you some good merchandise
I'll pull you and I'll pill you
I'll Cruela-de-ville you
And to thrill you I'll use any device
We'll give you crazy performance
We'll give you grounds for divorce
We'll give you piece de resistance
And a tour de force of course
Me quedé paralizado al tomar constancia de esa última estrofa y cerré la ventana instintivamente. ¿Qué tontería estaba haciendo? . Cogiéndome un calentón de aupa como si fuera un chiquillo, sólo me habría faltado haber terminado aliviándome a oscuras contemplando la estampa. A cambio, me di una ducha de agua casi glaciar mientras el bueno de Freddy entonaba un Under pressure muy estimulante para sacarme todo el fuego del cuerpo.
El día siguiente transcurrió lleno de problemas en la oficina y recordándome segundo a segundo que llevaba 5 días sin fumar. Llegué a casa dispuesto a cambiarme de ropa para salir a correr y desfogar, no pensar y concentrarme en descargar la adrenalina de la jornada. Estaba atándome las zapatillas y dando las primeras zancadas mentales al son de I want to break free cuando escuché unos tacones por la escalera del edificio. Fui corriendo hasta la mirilla y solo logré ver como su culo, despampanante bajo un vaporoso vestido de raso granate, se agitaba por la escalera, simulando ser el oleaje que te invita adentrarte al mar para el más placentero de los baños.
Me puse duro al instante.
Y tan pronto como me hube relajado, salí a correr. Di vueltas al circuito del parque pensando en la porquería de día en el trabajo, la rabia contenida por haberme quedado sin vacaciones, y si, claro que sí, en el culo de la vecina. Un culo de esos en los que no sabes por donde empezar, si acariciando suavemente, asiéndolo por los lados, cacheteando, pellizcando, lamiendo, mordiéndolo, babeándolo... Un culo rico y carnoso en el que poder separar las nalgas simulando el telón que se abre dando paso al espectáculo. "Bufff...Mejor piensa en otra cosa..."
Una hora más tarde estaba metiendo la llave en la cerradura del portal, y enseguida escuché la música proveniente de casa de la vecina. Seguía fiel a Madonna tanto como yo a Queen, y canturreaba alegremente Like a virgin lo suficientemente alto como para imaginarla descendiendo provocativamente las escaleras de su rellano al mío vestida a lo Gilda, guantes incluidos, con absoluta entrega:
Hoo,
Like a virgin
Touched for the very first time
Like a virgin
When your heart beats
Next to mine
Como un autómata me dirigí a la puerta de mi casa, y de allí, a la ventana, con la esperanza de que repitiera el riego del día anterior. Tenía las ventanas abiertas pero en esta ocasión se la escuchaba por la zona de la cocina y no lograba ver ningún reflejo en movimiento. Empecé a fantasear con la tan manida excusa de subir a pedirle un poco de sal, debería pensar algo más original, intentar entablar algo de conversación, preguntarle cuánto tiempo pensaba quedarse por la ciudad, si estaba a gusto, si le molestaba mi música... Pero primero tenía que cambiarme de ropa, no era cuestión de intentar ligarme a esa maciza con esas pintas casi a las 22 de la noche.
Encendí mi HiFi y me dirigí a la ducha acompañado de los buenos propósitos que me despertaba Friends will be friends.
Al salir del agua, la banda sonora de mi vecina proseguía por Cherish, acompañada a la percusión de ruidos de puertas, cajones, cazos y sartenes. Volví a mirar por la ventana con la misma poca suerte que la vez anterior. ¿Estaba cocinando? ¿Iba a recibir visita? Quizás. Quizás algún arrogante del mundillo de la publicidad, marketing, tele, lo que fuera, viniera con ganas de follársela frente a la ventana y me iban a dar el espectáculo de la noche. "A falta de pan...".
Absorto como estaba pensando en la maciza frente a la venta a mientras acababa de vestirme, no escuché el portazo de la puerta de arriba, ni el improperio que soltó un segundo inmediatamente después. Sólo reaccioné cuando escuché el timbre de mi puerta insistentemente y se me puso un nudo en la garganta.
Abrí la puerta sin pensar y se me paralizó todo el flujo sanguíneo en el estómago. La tenía delante, a 20 cm, prácticamente desnuda con el mismo salto de cama que había intuido el día anterior. Era blanco virginal, si bien de puro no tenía mas que el color. El escote llegaba hasta el final de sus pechos y la totalidad de una gasa fina como el papel se semitransparentaba.
-"Perdona que me presente así" - dijo tapándose con el mayor decoro la máxima superficie posible . "Soy la vecina de arriba, se me acaba de cerrar la puerta por la corriente al salir a dejar la basura en el rellano. ¿Puedo usar tu teléfono para llamar a un cerrajero?"
-"Por supuesto, pasa, por favor. Yo soy Antonio".
-"Mi nombre es Norma. Muchas gracias Antonio"
Le dejé el teléfono con el número de un cerrajero y me retiré un momento a la cocina. ¡Joder! ¡La vecina de arriba estaba en mi salón! ¡Joder!!Joder! ¡La vecina de arriba estaba medio desnuda en mi salón, y durante un buen rato la iba a tener esperando a que llegara el cerrajero!. Ni en la mejor de mis fantasías lo hubiera imaginado tan fácil y tan bueno. Empezó a entrarme un calor sofocante y me fui directo a encender el ventilador al pie de la televisión.
-"Ya está, dicen que en menos de dos horas están aquí... Espero no importunarte, ¿quizás tenías que salir?"
-"No, no, que va, acababa de volver de correr, iba a ponerme una copa de vino, te apetece otra?". Le ofrecí amablemente
-"Si, por favor, creo que me va a hacer falta para olvidar el modelito con que he venido a visitarte..." dijo sonriendo mientras jugaba a taparse.
Me quedé callado un segundo. Lo tenía totalmente en bandeja y nada que perder...
-"Tu modelito me parece estupendo para estas horas y esta epoca del año, y creo que te sienta maravillosamente..." , le respondí a la vez que le tendía su copa y sonreía embobado. "Siéntate, por favor",añadí en el preciso momento en el que comenzaban las primeras notas de Who wants to live forever. Ella se acomodó en el sofá y yo hice lo propio en mi butaca en el otro ángulo del salón.
El calor nos hizo beber la copa de vino más rápido de lo que habría sido de esperar, si bien nos dio el tiempo suficiente para que me contara que estaba haciendo este mes en Madrid. Los ojos le brillaban, empezaba a estar chispada. Demasiado bueno y demasiado fácil...
-"¿Quieres otra copa, Norma?"
-"Mmmmm, jajaja, ¡Sí!. Pero déjame que te ayude, jajaja...". Se levantó sin reparar en el ventilador colocado justo a sus pies y de pronto me encontré contemplando una imagen casi como las que arrojaba mi pantalla de 42": La sexy y curvilínea vecina de arriba, de nombre Norma, medio desnuda en mi salón en negligée blanco semitransparente con un ventilador a los pies levantándole la poca tela que la cubría.
Y Norma, que ante la situación, carcajeó primero divertida sorprendida para empezar inmediatamente después a bromear seductoramente:
-"Uhmmm, ¿a qué te recuerda esto, Antonio? Uhmm... no sabía que tuvieras una salida de ventilación en el suelo de tu salón, Jajajaja "
Ni me enteré de lo que me decía. Seguí inmóvil hasta que I was born to love you me dió la fuerza suficiente para levantarme y dirigirme a su encuentro. Directamente la cogí de la cintura, la atraje hacia mí y no la solté en los 70 minutos posteriores. Cerré la puerta tras dejar a Norma subir con el cerrajero y uno de los batines de Susana cubriéndola.
Me fui al equipo de música, avancé pistas, y mientras me encendía un cigarro, me dediqué con el mayor de los honores, el más sentido We are the champions que hubiera oído jamás.
M.