Helena 2.0
18.02.2020
Hoy os invito a leer un relato redactado por un amigo/ cliente / amante, yo sólo le he dado un breve giro a la trama para que tuviera algo de mí... Muaks!!
Por fin un momento de tranquilidad, se bajó el pantalón, el boxer y se sentó. No le sorprendió lo que vio. Era perfectamente consciente de su propia erección y allí estaba su polla, porque era el nombre que se merecía en aquel momento, lista para lo que fuese. Unas gotas asomaban por el glande, caliente y purpura de pura excitación. Sabía que sería una paja breve, estaba tan excitado por ella y por la situación que casi tenía miedo de correrse sin llegar a tocarse. Tampoco le importaba, aquella situación daría para más ocasiones, decidió cerrar los ojos y disfrutar el momento. En ese momento la puerta del servicio, que no cerraba bien, se abrió y desde donde estaba sentado pudo ver la habitación de Helena. Sin darse cuenta, como si una fuerza irresistible lo arrastrase, se puso de pie y entró.
Él se quedó paralizado consciente de la situación pero qué demonios después de haber llegado hasta allí le daba todo igual. Aunque perdería dos amigos y quizás terminase en comisaría aquella era una oportunidad que definitivamente no podía dejar pasar.
-"¿Cómo has podido esconderme ese tesoro durante tantos años?. ¿Y entrar en mi habitación, revolver mi cajón de lencería?... Si querías saber mi talla solo tenías que haber preguntado... Te mereces un pequeño castigo."
-"Sí, cierto -contestó- ¿y qué piensas hacer conmigo?".
-Hoy, no dejarte terminar a ti lo que estabas empezando. Mañana o pasado ya veremos que se me ocurre, pero será un castigo muy placentero porque pienso disfrutarte en todos los sentidos.Y después de decir esto Helena se arrodilló ante él. Estaba relamiéndose los labios pero él no podía verlo. Aquella era una polla hermosa, recta, algo larga pero lo que más le excitaba era su grosor, sus venas y su glande, estaba depilado completamente y estaba deseando comerla toda.
Apoyó sus manos en los muslos y comenzó a besarla, desde la base hasta la punta. No daba crédito, el calor que desprendía, lo dura que estaba. A través de sus manos notaba su tensión cuando comenzó y decidió ser directa, quizás no habría ocasión de más, podía correrse en cualquier momento o aparecer su marido, así que comenzó a chupar con ansia a aquel tronco.
Solo con la boca, quería tragársela hasta el fondo. Aunque era muy gruesa ella era una mujer experimentada, y con la excitación que tenía podría con todo. Sentía su coño encharcado e imaginar aquello dentro aún la excitaba más. Empezó muy despacio, y mientras seguía apoyada en su pierna con una mano con la otra empezaba a frotar su clítoris, necesitaba correrse. Fue cogiendo ritmo, arriba y abajo, sentía aquel glande grueso en el fondo de su garganta, las venas en sus labios mientras por las comisuras de su boca tragona caían chorros de saliva. De repente comenzó a sentir como aquel mástil aún se ponía más rígido y él hacía un esfuerzo terrible para no gemir: iba a correrse. Agarró sus huevos con la mano y de repente... esa dureza máxima, ese espasmo de placer y una explosión de leche caliente en su boca mientras él que había conseguido soltarse las manos agarraba su cabeza. No hacía falta porque no pensaba soltar aquella presa hasta sentir salir la última gota de su lefa caliente mientras frotaba su coño, se corrió al instante y fue tan fuerte que sintió que casi se desvanecía, sintió esa pequeña muerte del orgasmo real.
-"¿Qué hacemos ahora?, le dijo ella, ¿has visto cómo me has puesto?. Voy a necesitar algo más, mucho más pero tendrá que ser otro día. Ese tesoro hay utilizarlo durante mucho tiempo."
-"Por supuesto, Helena, llevo deseándote desde hace tantos años... y después de esto tampoco puedo quedarme así pero ahora mejor será que volvamos."
- "Ya sabía yo que no teníamos que tirar nunca las cámaras de vigilancia de cuando nuestros niños eran bebés...Ven aquí que te folle, puta..."
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Una pareja invitó a un viejo amigo a cenar, un compañero de ella de la universidad. Veinte años pueden ser muchos pero él se encontraba igual, el mismo rostro aniñado de no haber roto un plato. Habían sido compañeros de estudios y prácticas pero ella nunca lo había visto como nada más, aunque si que se había dado cuenta como a veces había esas miradas con las que un hombre observa furtivamente a una hembra atractiva con deseo.Por fin un momento de tranquilidad, se bajó el pantalón, el boxer y se sentó. No le sorprendió lo que vio. Era perfectamente consciente de su propia erección y allí estaba su polla, porque era el nombre que se merecía en aquel momento, lista para lo que fuese. Unas gotas asomaban por el glande, caliente y purpura de pura excitación. Sabía que sería una paja breve, estaba tan excitado por ella y por la situación que casi tenía miedo de correrse sin llegar a tocarse. Tampoco le importaba, aquella situación daría para más ocasiones, decidió cerrar los ojos y disfrutar el momento. En ese momento la puerta del servicio, que no cerraba bien, se abrió y desde donde estaba sentado pudo ver la habitación de Helena. Sin darse cuenta, como si una fuerza irresistible lo arrastrase, se puso de pie y entró.
Él se quedó paralizado consciente de la situación pero qué demonios después de haber llegado hasta allí le daba todo igual. Aunque perdería dos amigos y quizás terminase en comisaría aquella era una oportunidad que definitivamente no podía dejar pasar.
-"¿Cómo has podido esconderme ese tesoro durante tantos años?. ¿Y entrar en mi habitación, revolver mi cajón de lencería?... Si querías saber mi talla solo tenías que haber preguntado... Te mereces un pequeño castigo."
-"Sí, cierto -contestó- ¿y qué piensas hacer conmigo?".
-Hoy, no dejarte terminar a ti lo que estabas empezando. Mañana o pasado ya veremos que se me ocurre, pero será un castigo muy placentero porque pienso disfrutarte en todos los sentidos.Y después de decir esto Helena se arrodilló ante él. Estaba relamiéndose los labios pero él no podía verlo. Aquella era una polla hermosa, recta, algo larga pero lo que más le excitaba era su grosor, sus venas y su glande, estaba depilado completamente y estaba deseando comerla toda.
Apoyó sus manos en los muslos y comenzó a besarla, desde la base hasta la punta. No daba crédito, el calor que desprendía, lo dura que estaba. A través de sus manos notaba su tensión cuando comenzó y decidió ser directa, quizás no habría ocasión de más, podía correrse en cualquier momento o aparecer su marido, así que comenzó a chupar con ansia a aquel tronco.
Solo con la boca, quería tragársela hasta el fondo. Aunque era muy gruesa ella era una mujer experimentada, y con la excitación que tenía podría con todo. Sentía su coño encharcado e imaginar aquello dentro aún la excitaba más. Empezó muy despacio, y mientras seguía apoyada en su pierna con una mano con la otra empezaba a frotar su clítoris, necesitaba correrse. Fue cogiendo ritmo, arriba y abajo, sentía aquel glande grueso en el fondo de su garganta, las venas en sus labios mientras por las comisuras de su boca tragona caían chorros de saliva. De repente comenzó a sentir como aquel mástil aún se ponía más rígido y él hacía un esfuerzo terrible para no gemir: iba a correrse. Agarró sus huevos con la mano y de repente... esa dureza máxima, ese espasmo de placer y una explosión de leche caliente en su boca mientras él que había conseguido soltarse las manos agarraba su cabeza. No hacía falta porque no pensaba soltar aquella presa hasta sentir salir la última gota de su lefa caliente mientras frotaba su coño, se corrió al instante y fue tan fuerte que sintió que casi se desvanecía, sintió esa pequeña muerte del orgasmo real.
-"¿Qué hacemos ahora?, le dijo ella, ¿has visto cómo me has puesto?. Voy a necesitar algo más, mucho más pero tendrá que ser otro día. Ese tesoro hay utilizarlo durante mucho tiempo."
-"Por supuesto, Helena, llevo deseándote desde hace tantos años... y después de esto tampoco puedo quedarme así pero ahora mejor será que volvamos."
- "Ya sabía yo que no teníamos que tirar nunca las cámaras de vigilancia de cuando nuestros niños eran bebés...Ven aquí que te folle, puta..."
Marina