Dama solitaria en el bar del hotel busca...
Bar del hotel Madrid Eurostars Towers, sábado, 21:30. El bar está concurrido de parejas que han venido a pasar el fin de semana a la capital y toman tranquilamente una copa antes de cenar.
Apenas hay 2 o 3 varones sin compañía.
Al bar se accede desde la planta calle por una acusada escalera de caracol, esas que obligan a una mujer con tacones a descender a cámara lenta y mirando cuidadosamente al suelo, a la par que permiten al público del bar estudiarla con detenimiento. Ellos con curiosidad sexual, y ellas, con escrutinio femenino.
Lleva un abrigo negro, que no cubre por completo unas bonitas medias de lycra negra, y unos elegantes tacones de 8 cm. Al cuello, un pañuelo de seda verde esmeralda que ilumina la estancia.
Es guapa, con unos intensos ojos verdes muy maquillados, una boca no muy grande pero perfectamente perfilada, lleva el pelo un poco más largo del hombro, ondulado, sexy en su movimiento. Cuando era más joven le dijeron que se daba un aire a Isabella Rosellini. Tendrá unos 34 o 35 años, y refleja en su rostro la serenidad de una mujer experimentada y que sabe lo que quiere.
Se encamina directa hacia unos sofás levemente retirados pero que le permiten observar todo el bar y que la observen a su vez. Toma asiento y mientras aguarda a que el camarero le tome nota, estudia detenidamente a la clientela. A pocos metros, un interesante varón, con ese atractivo racial andaluz que le hace casi un poco árabe, escribe en su iphone mientras bebe un gin tonic. Ella observa como se desplazan grácilmente sus yemas de los dedos por la pantalla y se sonríe para si misma. Si su escritura con un teléfono resulta tan sugerente, ¿qué no hará sobre otros soportes?
En algún momento, ese instinto que nos hace saber que alguien nos está mirando, le obliga a él a levantar la cabeza y a vislumbrarla. Elegantemente las piernas cruzadas, copa en la mano, bebe lentamente y casi hasta ve las gotas de alcohol resbalando por su garganta. Las miradas se cruzan y siente sus ojos con una intensidad que quema, está a punto de retirar la vista cuando ella le sonríe tan intensamente que hasta le sonríen los ojos. Ella sostiene la mirada y la sonrisa, alzando la copa para un brindis a distancia.
Te está invitando a sentarte con ella. ¿No te das cuenta? ¿ A qué esperas?
De modo que coges tu copa y te acercas tranquilamente pero con aplomo y le pides permiso para sentarte a su vera. Comenzáis a charlar, le explicas que no eres de Madrid, estás en medio de unas negociaciones que proseguirán el lunes y has preferido quedarte en un entorno que te distraiga menos para seguir madurando tu estrategia. Ella te replica y te cuenta un poco sobre sí misma. Su voz es dulce y suave pero imprime seguridad, habla a la velocidad adecuada para que su discurso sea ágil sin resultar apresurado. De hecho, modula la intensidad de la voz en algunas frases, como si quisiera subrayarlas o que se desvanecieran... La conversación va avanzando, es amena, hasta te atreves a hacer algunas bromas de las que ella ríe con franqueza. Notas sus miradas coquetas, las pestañas que se dejan caer dándote margen a observarla sin reparos. Sus manos juegan con el pie de la copa o reposan sobre su pierna cruzada.
Te está seduciendo y estás encantado de que lo haga.
Le preguntas si está alojada en el hotel. Sonríe pícaramente y te responde con cara de adolescente traviesa: "No. Pero me gusta venir aquí a tomar algo..."
Sientes una punzada en el estómago. Eso es toda una declaración de intenciones. Y decides seguir ese capote rojo que te está tentando...
-¿Si? ¿Sueles venir sola a bares de los hoteles?
- Así es. Se conoce gente mucho más interesante que en un bar de copas. Se puede conversar mejor, y el ambiente es mucho más estiloso que andar dándose gritos a la oreja del otro. Qué duda cabe...
- Es decir... ¿vienes a ligar?- preguntas con una media sonrisa.
-Yo no ligo. Yo conozco gente interesante...
- ¿Yo te parezco interesante?
- En el momento en el que lo preguntas, pierdes un par de puntos. Pero aún tienes margen... - Responde ella con una sonrisa de reojo.
- ¿Te parecería más interesante que te invitase a la siguiente copa en mi habitación?
- Quizás. Dame tu número de habitación y sube a ella. En aproximadamente 5 minutos sabrás mi respuesta.
M.
PD: Esta es otra fantasía de Marina Productions. En la versión extendida, él le propone a ella ir a cenar antes de lanzar el órdago sobre si subir a la habitación o no.
PD2: Ya ha sido la "Premiere", pero garantizo que futuros pases son igual de apasionantes...
Especialmente las escenas no descritas aquí...