Calentones estudiantiles
Estoy tensa. Algo me preocupa, algo que no puedo contar por aquí. Llevo semana y media encerrada por las tardes en casa estudiando para obtener una titulación que puede suponerme promoción profesional. Pero no, lo que me preocupa no tiene nada que ver con los estudios. La tensión se suma al tedio de estar durante horas delante de los apuntes y ... como a todo hijo de vecino y a cualquier estudiante mediocre que se precie...
... me entran unas ganas locas de tocarme...
Como si tuviera quince años. Dieciséis. Diecisiete. Dieciocho. En la Universidad ya tenia mis "amigos" así que no me hacía tanta falta procurarme placer propio. ¿En cuánto está tu récord?
Nunca he llegado a contabilizarlo, tampoco hacía muescas en la pared, pero muchos, más dedos que los ídem de una mano (disculpadme lo soez de la expresión, me moría de ganas de hacer el juego de palabras...).
Desde hace 3 o 4 años, necesito estímulo visual para mis fiestas solitarias. ¿Se me habrá agotado la imaginación? ¿He gastado los recuerdos? No... no creo... y de hecho , en muchas ocasiones, en mitad de la noche, me despierto sobresaltada, sé que sólo necesito proporcionarme un dulce y somnoliento orgasmo y volver a caer plácidamente. Pero el resto de ocasiones, como hoy, como ahora, quiero ver imágenes. Escenas morbosas que yo no haya practicado, con las que fantasee, o situaciones que desee revivir viéndoselas a otros. El porno para mujeres no me gusta. Me ponen las escenas explícitas, los planos generales breves con los que poder hacerte una idea, y los detalles.
Según termine de escribir estas lineas, voy a buscar un video de un trío MHM. El cuerpo y la mente me vuelven a pedir buscar la complicidad con una mujer para darle placer solidaria o mancomunadamente al hombre y procurárnoslo entre nosotras a la vez que lo recibimos de él . No hay nada que no me apetezca hacer, activa o pasiva, dar o recibir, o dar y recibir al mismo tiempo...
Ayer empecé a fantasear con una chica. Me escribió tras descubrir mi blog y hemos mantenido unas cuantas conversaciones en tiempo real. Es más o menos de mi perfil profesional, tiene un par de años menos que yo, y unas sugerentes fotos en su twitter, aunque su rostro y gran parte de su cuerpo es una incógnita para mi. Me ha excitado su conversación y me apetece conocerla enpersona, tengo la sensación de que está llena de vicio y deseo pero con mucha clase y estilo.
La fantaseaba durante ese café algún día dentro de dos semanas. En reconocer en el local a una chica preciosa y delicada, sensual y hasta tímida, vestida con un bonito vestido discreto pero muy femenino. Tras unos primeros minutos hasta que se rompiera el hielo, la conversación fluiría sobre cosas más triviales mientras nos acompañaban un par de cervezas. A la tercera cerveza nos pasaríamos al Gin Tonic, al calor en el bar, a las primeras confidencias seguidas de risas nerviosas y a las miradas furtivas a nuestros escotes. A nuestras cuatro manos, finas y pequeñas, con sus largas y cuidadas uñas. A las ganas de tenernos más cerca.
Propongo cambio de sitio y aprovecho para preguntarle si le importa que se nos una alguien más. Consiente, e inteligentemente, no pregunta. Estamos ahora en un pub de luz tenue y buena música, es entre semana y hay buen ambiente sin estar abarrotado. Sentadas en taburetes ante la barra, cada vez más divertidas, nos hacemos un par de confidencias al oído no porque haga falta, sino por el simple placer de acercar un rostro al otro. Nos cogemos del brazo, se rozan las manos. El cuerpo de la una no hace más que gritarle al de la otra : "Estoy aquí. Hoy soy para tí". Sonreímos a unos chicos al otro lado de la barra para humedecernos "inconscientemente" los labios después de beber...
Y llega Él. Ese "alguien más" ya tiene rostro y es un atractivo hombre de cuarenta y poco años. Les presento y se sonríen. Se han gustado de inmediato. A mí me gusta que se gusten...
Él tiene que cogernos el ritmo. Empezamos a estar un poco borrachas y demasiado excitadas. Mientras charlamos y reimos, veo la película que están proyectando dentro de la cabeza de Él, contempla nuestras caras tan próximas que le resulta inevitable imaginar como nos besaríamos, como hundiría mis manos en su pelo mientras ella me agarrase por la cintura.
Y como sé lo que está pensando, le pido a Ella que me acompañe al baño. Nada especial, casi siempre vamos de dos en dos... Pero me despido de Él con una mirada en la que le anuncio qué es lo que voy a hacer.
En la antesala del baño, risas y movimientos lentos por el alcohol. Pero ocurre justo lo que Él ha imaginado: acerco mi rostro al suyo y poso suavemente mis labios. Mis manos se hunden en su suaves cabellos, la peinan dejando pasar los mechones entre los dedos, mientras movemos la boca tierna y lentamente. La lengua asoma sigilosamente y noto la sangre ser bombeada en dirección a mis pezones. Noto su excitación junto a la mía y sus manos que quieren abarcar más allá de mi cintura.
Freno. La cojo de la mano. Salimos y volvemos con Él atusándonos el pelo. "Nosotras nos vamos", digo mientras cojo nuestros abrigos y los bolsos. Él, impávido.
"¿Te vienes?". Le pregunta Ella.
Ufff....... Uhmmmm...
Muy cerca de ese local están los apartamentos por horas que suelo visitar con clientes. Me encantan por su estética lujuriosa y libidinosa: espejos, camas redondas, jacuzzi, luces tenues, sillones con forma de S ... Pedimos más bebida y proponemos meternos en el jacuzzi Ella y yo , veremos si queda hueco para él. Nos desnudamos tranquilamente, mirándonos la una a la otra y mirándole de reojo a Él. Parecemos dos chiquillas, pero somos dos mujeronas de treinta y poco años con las mismas ganas de jugar que las adolescentes. El agua tibia y la espuma nos esperan, las primeras caricias amortiguadas por el jabón acontecen mientras la timidez de Ella se ha quedado en la calle y empieza a besarme como una loca. De rodillas en el jacuzzi, con el agua a la altura de medio muslo, nos besamos y nos faltan manos y brazos para tocarnos y extender la espuma.
Él lo contempla hasta que pausadamente, se acerca y se nos ofrece. Nos miramos, sonreímos, y seguimos besándonos y besando su miembro disfrutando tantísimo del momento... Así podríamos pasar horas, pero no... queda mucho por besar, por lamer, acariciar y recorrer. Por penetrar, sentir y disfrutar. Y lo quiero todo a la vez. Le quiero a Él detrás y la quiero a Ella delante. Quiero su lengua moviéndose al ritmo de las embestidas que le marca Él. Quiero los besos y caricias de Ella mientras le cabalgo a Él. Quiero sus pechos en mi boca mientras Ella le monta. La quiero a mi lado cuando Él se deje ir sobre los pechos de ambas.
Quiero quiero quiero. ¿Para que voy a enumerarlo todo? ¡Lo que quiero es vivirlo! Y ojalá que esta fantasía reúna todos los ingredientes para hacerse realidad. Si no, siempre podremos tomarnos una caña (una, sólo una) en una muy agradable compañía.
M.
Foto del IG de Jon Kortajarena https://www.instagram.com/p/Bq8A9XwAMYI/?utm_source=ig_web_copy_link