1000 primeras citas
¿Conocéis una película de Drew Barrymore y Adam Sandler titulada "50 primeras citas"?. Es la típica comedia romanticona. En ella, chico intenta conquistar a chica. Al día siguiente de haberlo conseguido, descubre que ella, por una enfermedad, ha olvidado lo ocurrido el día anterior y él tiene que conquistarla de nuevo. Y así, un día tras otro, 50 primeras citas...
Así me siento yo con frecuencia. Hablo de 1000 porque es una cifra más cercana al infinito que 50. Me he enganchado a las primeras citas, y creo que debe ser algo parecido a lo que le ocurre a ciertos hombres por no querer repetir encuentros con "amigas" frecuentes.
Me he enganchado a la novedad. A descubrir, sorprender y dejarme sorprender. A sentirme adorada por un desconocido en esta faceta de escort. Si te veo 15 veces ya no eres tan desconocido...
Hay partes que indiscutiblemente se repiten, mis preparativos, arreglarme las uñas, depilación, pelo, maquillaje... Elegir la ropa en función del tipo de cita que vayamos a tener, si es un encuentro breve, o una cena o copa, en función del perfil de la persona con quien he quedado, su edad, el sitio en el que me ha citado, hasta de su nacionalidad... Son rituales que se repiten en cada ocasión para precisamente, otorgarle singularidad al encuentro. Me emocionan y me excitan, me ponen nerviosa aun cuando me siento segura de todos y cada uno de los pasos que doy.
Subirte una vez más a un taxi, camino de un hotel conocido. O descubrir uno nuevo. Preocuparte, una vez más, por esa primera impresión que se va a llevar él de ti.
Tantear que tipo de persona es, más hablador, más callado, más tímido, más extrovertido. Tomar una copa de vino o un gintonic para romper el hielo. Una primera conversación absolutamente diferente a la que hayas tenido con otra persona antes.
Intimidad, una vez más, quitarle la ropa, quitarte la tuya, desvestiros recíprocamente, descubrir los cuerpos desnudos. Se repite desnudarse, y nunca, nunca ves, disfrutas, sientes, hueles dos cuerpos iguales. Un primer beso, bueno, malo, regular, espectacular.
Susurros. Gemidos. Temblores.
Orgasmos.
Haces siempre las mismas cosas y siempre son distintas.
Como yo, y como estas fotos que también hoy te regalo en carrusel en el blog de siempre, siempre es el mismo cuerpo, los mismos centímetros de piel, el mismo rostro, los mismos ojos, no varía la cintura, se mantiene la cadera, con cada imagen te invitan los mismos senos, la eterna curvatura demis hombros...
Pero siempre se ve diferente.
1000 citas. Y deseosa de vivir la 1001.
¿Quién no se engancharía a esto?
Irremediablemente, Marina, no.